El hombre que honró la Escritura
Esdras Esdras o 1, como se le llama en la Vulgata, era hijo o nieto de Seraías, el sumo sacerdote que fue asesinado después de la toma de Jerusalén (2 Reyes 25:18, 21). Como sacerdote, era descendiente de Sadoc y de Finees (Esdras 7:1-6). También fue un escriba diligente (Esdras 7:6, 11, 12, 20), que la ocupación implica tres cosas:
Él era un estudiante y, como tal, tiene el deber de sí mismo para estudiar la voluntad de Dios revelada en Su Palabra, para que pudiera esconderlo en su propio corazón (Esdras 7:10).
Era un intérprete con el deber de su generación en la enseñanza de sus compañeros de exilio lo que había aprendido. De esta manera le dio el "sentido" de la Palabra (Neh. 8:2-8).
Él era un copista, lo que significa que este hombre culto tiene el deber de su propia raza en la multiplicación y conservación intacta de las palabras mismas de Dios (Esdras 7:10, 11).
Esdras era también un hábil administrador. Él condujo a los exiliados judíos de regreso a Jerusalén en paz y seguridad, y el establecimiento de sí mismo como su líder, reformado con una mano vigorosa. Resumiendo su vida y trabajos, podemos decir que este reformador del Antiguo Testamento era:
I. Un hombre de profunda humildad y abnegación (Esdras 7:10-15; 10:6).
II. Un hombre de gran aprendizaje con un celo ardiente por el honor de Dios (Esdras 7:10; 8:21-23).
III. Un hombre de confianza grande (Esdras 7:13, 26).
IV. Un hombre ansioso por felicitar a su causa a los demás (Esdras 8:2-20).
V. Un hombre que sabía cómo orar (Esdras 8:21; 10:1).
VI. Un hombre profundamente afligido por los pecados del pueblo (Esdras 9:3; 10:6).
VII. Un hombre que no escatimó esfuerzos para llevar a la gente al arrepentimiento.
La historia tradicional dice que fue Esdras quien instituyó la Gran Sinagoga, se convirtió en su primer presidente, se estableció el canon de las Escrituras judías y comenzó la construcción de sinagogas judías ciudades de provincia. Esdras vivió hasta una edad muy avanzada, muriendo como Moisés a la edad de 120 años.
Esdras fue un eclesiástico estudioso, orante, que dispuso su corazón para realizar los ideales definidos:
Conocer la ley de Jehová. ¡Qué pasión era la de comprobar, explicar y administrar esa ley!
A la voluntad de hacer la ley. Esdras no sólo enseñó la Ley, pero exhortó a la población a servir al Señor con el corazón, la boca y la mente.
Las palabras clave del libro de Esdras son Restauración, Reorganización, Reforma. El énfasis está en la preservación de la vida nacional y religiosa del pueblo. Las ideas principales del libro son:
La pureza del culto
La santidad del sábado
El Poder de la Oración
La fidelidad de Dios
Orden en la religión y el deleite en Alabanza
La ayuda mutua en el servicio de
La pureza de la vida común.
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